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La gripe ataca a la Pequeña Haití; vecinos al rescate

«A las nueve, a las nueve» es el grito que Verónica, vecina de la colonia Juárez, soltaba para que los migrantes situados en la plaza Giordano Bruno, en su mayoría haitianos, conocieran la hora en que repartirían cobijas y casas de campaña, mientras que al otro extremo del sitio otro vecino, doctor de profesión, otorgaba atención médica a decenas de extranjeros.

Los habitantes aledaños a la referida plaza comienzan a otorgar ayuda humanitaria a los aproximadamente 400 migrantes que desde hace más de tres semanas albergan la Giordano Bruno, en la alcaldía Cuauhtémoc, pues indican que, si bien las autoridades correspondientes han apoyado a los migrantes con la colocación de baños portátiles y botes de basura, hay muchas maneras de apoyar.

Llega Semana Santa y funcionarios de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) tomarán un descanso de sus labores, sin embargo, lo que no toma un descanso son las enfermedades y carencias que padecen los migrantes de la “Pequeña Haití”; el número de casas de campañas y personas ha incrementado, razón por la que se han comenzado a instalar en vías aledañas a la misma plaza.

La noche cae, los migrantes comienzan a alistar cartones para colocar sobre estos sus carpas con el propósito de disminuir el frio del pavimento, pero su cotidianeidad es corrompida por Amanda y Alonso, pareja de la colonia Juárez, que deciden repartir sándwiches entre los habitantes del campamento improvisado. El menú: sándwiches de crema de cacahuate y mermelada.

Necesidad, es la motivación de la pareja para apoyar a los migrantes, quienes no sólo llegan con comida sino con medicinas y la misión de ofrecer atención médica a quienes lo necesiten en el sitio.